martes, 9 de febrero de 2016

Vuestras propuestas: Sara

Carlo Broschi (Farinelli)

Nació en el seno de una familia de la baja nobleza. Fue castrado, por lo que, visto su origen acomodado en este caso, sí debió ser cierta la versión oficial (común en estos casos) de que su castración fue una necesidad médica después de sufrir un accidente con un caballo. Aunque la castración estaba penalizada, las autoridades de la época solían hacer la vista gorda y no perseguían estos delitos.
Lo común era que sus familias los llevaran a la operación con el convencimiento de que sus hijos podrían convertirse en grandes cantantes. Muchos de los niños provenían de familias pobres de los áridos campos de Nápoles donde la esperanza de vida no llegaba más allá de los 30 años. Si el niño tenía dotes para el canto alcanzaría el reconocimiento; en cambio, si las aptitudes vocales no llegaban al límite exigido ante la enorme competencia, se ordenaba sacerdote, acabando así en los coros de las iglesias.
Siguiendo la tradición de quienes le precedieron, Farinelli fue enviado a un conservatorio, lugar reservado para el entrenamiento de los castrati. En estos lugares se daba amplio entrenamiento de voz a los niños, lecciones acerca de composición y también les daban la oportunidad de improvisar; de ahí los informes de que Farinelli daba toques personales a las piezas ya compuestas que se le daban para cantar, para la delicia de su público. Carlo Broschi eligió el seudónimo Farinelli en agradecimiento a los hermanos Farina, mecenas que pagaron muchos años sus estudios y su manutención.

Bajo la instrucción de Nicola Corpora, Farinelli adquirió una voz de maravillosa belleza. Se hizo famoso en el sur de Italia como il ragazzo («el muchacho»). Su primera actuación en un lugar público fue en 1720, con la Angelica e Medoro, de Porpora. En 1722 realizó su aparición en Roma, con Eumene, de su maestro, despertando un gran entusiasmo al superar a un popular trompetista alemán, a quien Porpora había compuesto un "obligado" (partitura con una notación musical concreta) para una de las canciones del joven; al sostener y aumentar una nota de prodigiosa longitud, pureza y poder, y en las variaciones y gorjeos que lanzó al aire. En las óperas, regularmente cantaba papeles de mujer, como por ejemplo, Adelaida, en Adelaide, de Porpora.
En 1725, Farinelli se presentó en Viena, y en Venecia el año siguiente, regresando a Nápoles poco después. Cantó en Milán en 1726, donde Johann Joachim Quantz lo oyó y escribió lo siguiente: 

Farinelli tenía una voz de soprano penetrante, completa, rica, luminosa y bien modulada, con un rango en ese momento desde La debajo de Do medio a Re tres octavas por encima de Do medio... Su entonación era pura, su vibración maravillosa, su control de la respiración extraordinario y su garganta muy ágil, por lo que cantó los intervalos más amplios rápidamente y con la mayor de las facilidades y seguridad. Los pasajes de la obra y todo tipo de melismas no representaron dificultades para él. En la invención de ornamentación libre en el adagio fue muy fértil.
 
Farinelli cantó en Bolonia en 1727. Fue allí donde conoció al cantante Antonio Maria Bernacchi (quince años mayor que él), a quien debió mucho de su instrucción. Con un éxito y fama creciente, Farinelli se presentó en casi todas las grandes ciudades de Italia; regresó una tercera vez a Viena en 1731.
Su primera aparición en el teatro Lilcon's Inn Fields fue con Artaserse, gran parte de la música era de su hermano, Riccardo Broschi. Su éxito fue instantáneo. Federico Luis de Gales y la corte lo llenaron de favores y regalos.
Farinelli partió para España. Durante dos décadas, noche tras noche, a Farinelli se le pedía que cantara las mismas canciones al rey. Fue nombrado director de los coliseos del buen Retiro, en Madrid, y Aranjuez, y la mayoría de las obras que montó tenían textos de Petro Metastasio. Se le otorgó el rango de caballero en 1750 y se le condecoró con la Cruz de Calatrava. Utilizó su poder en la corte para persuadir a Fernanado VI que estableciera la ópera italiana. También colaboró con Domenico Scarlatti, un compañero napolitano que vivía en España. Después del ascenso de Carlos III, Farinelli se retiró a Bolonia con la fortuna que amasó, y allí pasó el resto de sus días con Metastasio, falleciendo pocos meses después que él. Su patrimonio incluía regalos de la realeza y valiosos instrumentos musicales, como un violín Stradivarius, y un clave construido por Diego Fernández, que le regaló la reina Bárbara de Braganza, y que él bautizo como Correggio.

1 comentario:

  1. Sara, recuerda que hay que contrastar la información en varias fuentes, no consultar solo la wikipedia.

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